Alma Migrante no es solo un nombre.
Es la historia de una vida.
Es la historia de una vida. La historia de Arnaldo y Angelina, que en los años 60 se unieron en matrimonio y emigraron a Suiza, en busca de una vida mejor. Ambos hijos de agricultores, criados durante los difíciles años de la Segunda Guerra Mundial, habían pasado su juventud trabajando duramente en el campo.
Partieron con un sueño en el corazón: volver. Como tantos otros, esperaban quedarse fuera solo el tiempo necesario para ahorrar suficiente dinero y construir una casa propia. Y en cambio pasaron más de treinta años…
Años de sacrificios, lejos de la familia y, durante un período, también de dos de sus tres hijos.

Pero finalmente Arnaldo y Angelina lograron realizar su sueño: en 1993 regresaron a la casa que siempre habían imaginado, inmersa en el verde, entre el perfume de las rosas cultivadas por Angelina, las hortalizas y los cítricos cuidados por Arnaldo, y un pedazo de tierra donde juntos producían su vino y el aceite de oliva virgen extra.
Pasaron así los años siguientes, serenos y felices, finalmente reunidos con su familia y los amigos de siempre.
En 2005 Arnaldo nos dejó, seguido por Angelina en 2020.

Alma Migrante está dedicada sobre todo a ellos, a la fuerza y al coraje que los empujaron a enfrentar un mundo desconocido, sin perder nunca de vista el regreso. Pero también es un homenaje a todas las almas migrantes que, por elección o por destino, recorren caminos lejanos y buscan un lugar donde sentirse acogidos. Este es el motivo por el cual Alma Migrante es mucho más que un nombre. Es la memoria de quien partió. Y es la casa de quien llega.

Hoy son sus tres hijos quienes se encargan de Alma Migrante bed&wine, llevando adelante con amor el sueño de sus padres.